Escribir es para algunos una necesidad personal. Pero hacer literatura cristiana trasciende lo individual y es como un sacerdocio o un ministerio, que tiene llamado, responsabilidad y compromiso. Si eres un cristiano (o cristiana) con una necesidad imperiosa de escribir y publicar un libro, debes primero tener en cuenta ciertas realidades.
• Olvida la idea de que te harás millonario como autor. Ni siquiera de que podrás vivir de tus libros. Eso es algo tan ilusorio como jugar béisbol pensando en el salario de las grandes ligas. Es cierto que hay algunas personalidades que obtienen jugosas ganancias con sus libros, pero son excepciones ligadas a grandes campañas de mercadeo.
• Tampoco pienses en llegar a ser famoso. Sólo tu familia te adulará incondicionalmente, y quizás algunos de tus amigos. Escribir no es cosa de salir en la TV, que al otro día la gente te reconoce en el supermercado. La mayoría de los autores célebres comenzaron a ser conocidos luego de 30 años publicando.
• Dirige tu libro a un público en específico. Pero no escribas para ti ni para tu conyugue ni para impresionar a tus pastores. ¿Cuál va a ser el lector que tienes en mente? ¿Mujeres, hombres, jóvenes, matrimonios, pastores, nuevos creyentes, inconversos? El tema de tu libro debe tener un interés general más allá de tu iglesia o de tus amigos. Calcula y aprecia la cantidad de lectores que se interesarían por tu obra, el valor que tiene tu información y los otros libros que hay en el mercado sobre el tema.
• Usa la Biblia como tu referencia bibliográfica número uno. Pero no arrastres las ideas por el escenario. Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que está haciendo grandes descubrimientos por sí mismo. Tampoco uses citas para respaldar una idea sin antes valorar todo su contexto.
• Al contrario de lo que a veces aparenta y muchos piensan, un escritor cristiano debe ser más sabio, estar más capacitado y tener una motivación para escribir mucho más legítima que uno que no lo sea. Existen numerosos buenos ejemplos de esta verdad.
Si quieres contribuir a este tema con tu experiencia particular, escoge UNA de las preguntas siguientes y respóndela en un breve comentario:
¿Para quién escribes?
¿Por qué escribes?
¿Tienes algún método para escribir?
¿Tienes algún horario o rutina para escribir?
¿En que medida las Sagradas Escrituras son una fuente inspiración para ti?
¿Cuál personaje bíblico te gustaría recrear en tu literatura?
¿Crees en la inspiración?
¿Para ti escribir es doloroso o placentero?
¿Cuándo y cómo escribiste tus primeros textos?
¿Cuáles han sido o son tus grandes problemas a la hora de escribir?
¿Te ha sido difícil dominar la gramática y la sintaxis?
Si estuvieras en una isla desierta, ¿qué libro te gustaría que te acompañara?
¿Nos quieres comentar brevemente sobre lo que estás escribiendo?
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gracias por compartir su conocimiento, iniciaré mi libro y esas preguntas han sido clave para saber que debo hacerlo, se que lo hago por inspiración de Dios e iniciaré la aventura, doy gracias a Dios por su vida por que gracias a personas sin egoísmo podemos en un momento aprender de sus experiencias
Gracias al Señor por «Verdades del escritor cristiano» Posted by Jorge Julio Gonzalez.
Soy hijo de Dios, convertido al Evangelio en 1981. Desde entonces mi amor por la lectura y comprensión de Las Escrituras ha crecido. Ello me ha ayudado a dar testifimonio, he predicado, enseñado y escrito material de enseñanza para la Misión en donde fui plantado. Bajo este contexto, estoy absolutamente consciente con qué clase de lectores o estudiosos de Las Santas Escrituras me he relacionado.
Pero desde antes de ser creyente en Cristo Jesús, ya sentía la inclinación hacia la lectura y la escritura (Y gracias a las enseñanza de grandes mentores en la escuela primaria, entró también en mí ese entendido de querer saber más sobre nuestro Idioma y como poder llegar a las mentes y corazónes de los lectores, cosa que disfruté haciédolo yo primero, por la lectura de muchas obras literales). Pero para los años 90 se fue madurando en mí ese «sentimiento» que debía escribir para otra clase de lectores que no me había enfocado directamente, hacia un público sediento de orientación en medio de esa densa oscuridad espiritual en que viven. Hoy en el 2014, creo que es el momento de ir a ellos. Y no estoy hablando de hacer evangelismo con inconversos, estoy hablando de «salvar a los salvos» y por eso deseo dirigir lo que he deseado escribir a ese sector religioso, monótono e incambiable que desconocen la gloria del Evangelio hecha realidad aquí en la tierra. Y que disfruten realmente la Vida de Jesús aquí en esta vida (antesala de la eternidad con Ël).