Una pluma en un pajar (2)

Está a punto de llegar al ambiente editorial cristiano en español el sistema de autoedición, donde un autor desconocido y con pocos recursos (que son la mayoría) puede publicar y poner a la venta su libro bajo el régimen de impresión a pedido, con un mínimo de gastos y mayores beneficios que por la vía tradicional.

Es solo cuestión de tiempo. La marea de autores sube y el que no puede publicar terminará blogeando, colgando su manuscrito en un pdf o convirtiéndose en un autor-editor. Estas opciones son más económicas, rápidas y permiten que los textos estén tanto en la Internet como fuera de ella.

Las editoras tradicionales se defienden con el argumento de que la autoedición es para los malos libros, sin acabar de entender que el autor promedio de un libro cristiano, dado a la creación de estudios bíblicos por excelencia, no es ni será (ni le interesa ser) un escritor profesional, y que el público principal de su mensaje está generalmente dentro de su entorno inmediato.

Hágalo usted mismo… pero con ayuda
Los promotores del sistema de autopublicación ponen el dedo en la llaga cuando anuncian: “Estamos reinventando el mundo editorial en el nombre de los autores, permitiendo publicar material en la Web e imprimirlo bajo demanda, sin intermediarios entre el autor y el comprador”.

Lulu.com –el proveedor mundial que crece más rápido en el área de libros impresos bajo demanda, con 1.300 nuevos títulos semanales, muchos de ellos de religión– dice que está “revolucionando y democratizando el sector editorial al facilitar la publicación de un libro, simplificándolo hasta el punto de ser tan sencillo como crear un blog en Internet”.

¿No le parece que está describiendo su sueño de autor?

La tecnología de impresión bajo demanda, obviamente, ha de convertirse en una opción muy ventajosa también para autores de libros cristianos, pues el libro se imprime en la cantidad y en el momento en que es solicitado, sin costos iniciales ni de almacenamiento. No hay censores de doctrina ni un editor decidiéndote qué debes hacer.

Pero no vayamos tan rápido. Entre el archivo simple de texto de un autor y el libro impreso hay muchas tareas que el autoeditor debe saber hacer y que, por lo general, por mucho que se le facilite el hacerlo por su cuenta, no sabe o le resulta muy agobiante, como pueden ser la corrección ortográfica y de estilo, la diagramación del texto en un pdf, el arte de las cubiertas y los trámites del ISBN, entre otros pormenores. Por eso en los sitios de impresión bajo demanda aparecen ofertas de empresas de servicios editoriales que ayudan al autor a desandar todo el camino.

Con el tiempo, la globalización de la actividad permitirá impresiones a pedido locales que abaratarán los costos de envío de pequeñas cantidades de ejemplares, una de los asuntos que tiene paralizados a los potenciales proveedores de este servicio.

Muchos autores de libros cristianos todavía no entienden bien el concepto o le parece dificultoso, además de que en el sector no tenemos aún un servicio especializado que le imprima confianza y simplifique todavía más el procedimiento.

Pero, en verdad les digo, vayan los autores desempolvando sus archivos y puliendo sus textos. La autoedición es solo cuestión de tiempo.

3 Responses to "Una pluma en un pajar (2)"

  1. Gracias, Julio. Muy interesantes tus observaciones sobre el tema. Solo espero que difundamos más el hábito de la lectura y que cuidemos de sacar libros de calidad – en contenido y forma.

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