Debe ser tolerante, ágil y detallista. Ganará poco y quizás no aparezca en la página de créditos, pero disfrutará mucho su trabajo.
En estos tiempos en que los nuevos proyectos editoriales escasean, parece poco probable que alguna empresa esté buscando a alguien que le planee, organice y dirija una larga serie de actividades encaminadas a crear una o varias obras, ya sea una Biblia, un diccionario, un CD, una página web o una revista. Sin embargo, la administración de proyectos editoriales por un especialista a cargo se ha convertido en una práctica muy económica, eficiente y estrechamente ligada a las actuales tecnologías de la comunicación.
Se esfumó la época de editoriales con amplios salones donde se apiñaban redactores, traductores, dibujantes y otras muchas especialidades. Ahora detrás de rimbombantes firmas sólo está un reducido grupo de ejecutivos con un enorme plan de producción y un ajustado presupuesto, y la mayoría de los proyectos se arman intercambiando archivos a la distancia con técnicos contratados que muchas veces ni siquiera se conocen entre sí.
Es cierto que la administración de una cierta cantidad de proyectos editoriales, incluido los libros, la puede realizar con más o menos éxito el editor general o un ejecutivo tipo orquesta, pero cuando la empresa crece, se diversifica o necesita acelerar un producto se recurre a la figura de un administrador de proyectos para que ayude a armar los rompecabezas.
Ian Darke, coordinador de la red de editoriales evangélicas de América Latina agrupadas bajo el nombre de Letra Viva, sabe de qué hablamos. Ahora mismo está enfrascado desde Costa Rica en la producción de un monumental Comentario Bíblico, el cual involucra a más de 120 escritores, un comité editorial de 20 miembros y 5 editores, y cuyo trabajo calcula le va a tomar unos cuatro años.
“En el proceso de administración de un proyecto editorial –nos comenta Darke–, la fase que más se sufre es el comienzo, aquella en que hay que definir bien el proyecto y poner de acuerdo a las partes. Mientras que la etapa que más se disfruta es cuando de pronto están listas todas las piezas y se puede visualizar ya el producto final”.
“Por supuesto –se lamenta el coordinador de Letra Viva–, no todo proyecto llega a la fase final y algunos encallan en el camino.”
¿Cuál es el fuerte o la característica más importante que debe tener un buen administrador o coordinador de proyectos editoriales?, le preguntamos.
“Ser minucioso, detallista, con mucha paciencia y también sabio a la hora de cultivar las relaciones humanas”.
¿Acostumbra su empresa a llevar los proyectos editoriales descansando en administradores o piensa que esta es una práctica que debe ser todavía desarrollada?
“En la mayoría de las editoriales de Letra Viva es el editor principal quien lleva la administración del proyecto. Creo que nos hace falta incorporar más personas con capacidad administrativa. A propósito, doy gracias a Dios por mi asistente en el mencionado Comentario Bíblico. Es un ‘muchacho’ de 48 años, con dos maestrías en administración y experiencia como gerente de grandes proyectos. Cuando no trabaja con nosotros es un consultor contratado por el gobierno. ¡Todo un lujo de asistente!”
Con todo, el administrador de un proyecto editorial es una especie de soldado desconocido. Un técnico muy versátil que desarrolla su labor casi en el anonimato y entre bastidores. Tampoco puede revelar mucha información de lo que está ocurriendo con su proyecto. No aparece en la relación de créditos finales y casi nunca se sabe que fue el verdadero autor intelectual de determinada obra.
¿Está usted de acuerdo con este perfil?, le preguntamos a un grupo de personas que de una u otra forma dirigen proyectos editoriales, pero la mayoría prefirió no comentar. “Me parece una pregunta comprometedora”, replicó una administradora que prefirió no ser identificada.
“Recuerdo cuando después de una maratónica jornada donde mi equipo y yo dimos el resto para terminar a tiempo un video, nuestro jefe, que nunca se había portado por el cuarto de edición, recibió delante de nosotros sin avergonzarse las palmadas en los hombros y las salutaciones de sus superiores”, nos contó José, que produce documentales para empresas de Puerto Rico.
Para algunas editoriales no dar el reconocimiento o el crédito correspondiente al personal técnico que participó en un proyecto constituye incluso una norma empresarial, contraproducente a veces. Así vemos hasta Biblias, el proyecto editorial por excelencia, donde es todo un misterio los nombres de los eruditos o académicos que conformaron el comité editorial o de traducción que la produjo.
Lo cierto es que –al igual que otros técnicos, llámense traductores, diseñadores o editores– un buen administrador de proyectos demora años en formarse dentro de las particularidades y la vocación de la industria editorial cristiana, y muchas veces lo vemos engrosando las filas de los desempleados a la espera de ser llamados.
Una práctica inusitada dentro la industria editorial cristiana en español es la cartera emergente de técnicos editoriales y administradores de proyectos de alta calificación que ha logrado asociar la empresa de servicios editoriales Christian Editing, para atender bajo contratos independientes las necesidades eventuales de pequeñas y grandes empresas del sector.
Sin embargo, dicen los ejecutivos de esta iniciativa, hay todavía muchos prejuicios a la hora de descansar en personas ajenas a la propia administración de las casas publicadoras.
En Estados Unidos, entretanto y a pesar de la recesión, los expertos señalan que el sector de servicios seguirá creciendo y que nueve de diez empleadores están todavía buscando personal bilingüe y biculturales, entre ellos –por qué no suponerlo– buenos administradores para sus proyectos editoriales.
NOTA: Una versión de este artículo salió publicada en la última edición de CookPartners, una revista norteamericana especializada en el trabajo editorial cristiano de todo el mundo.
Me gustaría reproducir aquí un fragmento de un interesante artículo aparecido recientemente en el Herald de Miami, y que tiene mucho que ver con lo publicado, pero desde el punto de vista del trabajador:
“A medida que los tiempos se hacen más duros, muchos se están dedicando a trabajar por cuenta propia y por contrato, transformando una tendencia que antes fuera un estilo de vida opcional en un asunto de supervivencia económica.
“Frustrados antes la imposibilidad de conseguir trabajo a tiempo completo, cada vez más personas están arreglándoselas haciendo proyectos, asesorías y trabajo a medio tiempo desde la casa. ‘Estos son los nuevos empleos’, afirma Sara Horowitz, directora ejecutiva de Freelancers Union, un grupo de defensa sin ánimo de lucro en Nueva York.
“Horowitz considera que el mundo del trabajo desde la casa está cambiando. Hoy la nueva economía de proyecto a proyecto y de pago a pago abarca el espectro entero desde trabajadores de escasos ingresos hasta profesionales bien pagados, en toda una variedad de industrias. Las personas están buscando trabajo a corto plazo en pizarrones, websites, asociaciones profesionales, y hasta sus ex empleadores.
“Sin contar la reciente ola, los empleados por cuenta propia son el 30% del total de trabajadores del país, según Freelancers Union.
“Jacqueline d’Keefe, vecina de Delray Beach, lleva seis años así. Ella hace trabajos por contrato en proyectos a corto plazo para ayudar a las empresas en reforzamiento de trabajo de equipo y desarrollo de negocios. Ultimamente, ha estado recibiendo llamadas de amistades cesanteadas que buscan ayuda. Algunos de ellos, dijo, recibieron recortes de sueldo y quieren buscar ingresos suplementarios. ‘Yo les digo que hay mucho trabajo’, afirma d’Keefe. `Las compañías no tienen los recursos para pagar a empleados a tiempo completo con paquetes de beneficios. Yo soy una alternativa más barata’.
“Para algunos, el estigma de trabajar independientemente desde sus casas es tema para murmurar excusas. ‘Ellos le dicen a la gente: `Estoy haciendo esto hasta que consiga un trabajo de verdad’ ‘, dijo Kate Lister, coautora de Undress For Success (Desvístase para tener éxito), un libro de pronta aparición sobre el trabajo desde la casa. Pero, cada vez más, las personas que están dispuestas –o que se ven forzadas– a renunciar a los beneficios de un 401(k) o de seguros de salud corporativos se habitúan a no asistir a reuniones inútiles o someterse a las intrigas de la oficina: `Están hartos de correr en círculos, y descubren que esta es una manera de asumir el control de sus vidas’.
“Trabajar por cuenta propia puede ser tan a tiempo completo como cualquier otro trabajo. De hecho, a menudo los trabajadores por cuenta propia trabajan muchas horas. Pero Lister señala: `Ellos lo hacen bajo sus propios términos, y eso es lo que cuenta’.
“Michelle Goodman, veterana trabajadora por cuenta propia (por elección, no por accidente) y autora de My So-called Freelance Life: How to Survive and Thrive as a Creative Professional For Hire (Mi vida por cuenta propia: cómo sobrevivir y prosperar como un profesional creativo errante), afirma: `lo mejor de todo es la flexibilidad’.
“Por supuesto, completar las tareas es sólo la mitad del reto. Para sobrevivir, los trabajadores por cuenta propia tienen que hacer mercadeo, facturar y seguir la cuenta de los impuestos. Para algunos ha sido una dura sacudida. ‘Ellos se dan cuenta de que uno tiene que pasar la mitad del tiempo buscando trabajo y la otra mitad haciéndolo’, dice Goodman”.
Es un articulo fuera del contexto comun, la forma de exponerlo nos hace ver la dificil tarea de encontrar personas capacitadas para este tipo de trabajo y sobre todo mas dificil aun asumir la responsabilidad de optar por este tipo de trabajo.
La forma de escritura es muy amena, descriptiva y clara.
Excelente.
Artículo muy interesante, Jorge Julio. Gracias por compartirlo.