Miami, sin fortuna para leer

La Moderna PoesíaContrasta en estos días la noticia del éxito de la feria del libro de La Habana, donde este año sus visitantes se contentaron por la exhibición de una Biblia en miniatura, con la noticia del cierre en Miami de La Moderna Poesía, una de las librerías hispánicas tradicionalmente mejor abastecidas de esta ciudad.

También en Miami han cerrado algunas librerías especializadas en libros de inspiración cristiana o evangélica, y otras de este tipo han visto disminuir sus ventas ante la crisis de una ciudad cuyo alto índice de desempleo no les da a sus vecinos mucho margen para la compra de novedades.

«La situación económica está muy mala y estoy pagando mucha renta”, dijo para El Nuevo Herald Magdalena Alvarez, dueña de la emblemática La Moderna Poesía. “Además, la subida del euro nos afectó mucho. Antes compraba miles de dólares en libros a España y ahora llevo un año sin comprarles. En otra época vendía un libro de Agatha Christie en $6, pero hoy ese precio es impensable, porque comprar el libro cuesta mucho”.

La articulista de El Nuevo Herald Sarah Moreno dice que el paisaje cultural de Miami no volverá a ser el mismo después del cierre de La Moderna Poesía, “otra víctima de la crisis económica y de la avanzada del libro electrónico”.

Tanto los libreros de la ciudad como los amantes de los libros lamentan el cierre de La Moderna Poesía y de otras librerías en español como la Cervantes, en la Calle Ocho.

“Es la desaparición del mundo en que uno acostumbraba a moverse’”, comentó con nostalgia el editor Juan Manuel Salvat, dueño de la librería Universal, también de Miami, quien dice haber sentido fuerte la crisis económica y la disminución del presupuesto. “El libro electrónico viene con una fuerza arrolladora. El libro en papel quedará en segundo plano’”, consideró Salvat.

“Las librerías que no pertenecen a conglomerados ofrecen libros que, paradójicamente, muchas veces no se encuentran en las librerías grandes, ya que éstas se concentran en los bestsellers en inglés e ignoran libros importantes de intelectuales hispanos”, expresó en dicho artículo de prensa Eduardo Zayas-Bazán, tesorero de la Asociación Nacional de Educadores Cubanoamericanos.

Pedro Yanes, quien durante varias décadas contribuyó a impulsar las letras en español en Nueva York con su librería Las Américas, consideró que “cuando una librería desaparece, muere el espacio mágico de intercambio cultural por donde han pasado lectores, novelistas, poetas, ensayistas, políticos y niños en busca de sus primeras lecturas. En Nueva York llegó a haber seis grandes librerías hispanas y hoy no queda ninguna”, afirmó el librero.

Por su parte, el historiador y escritor evangelista Marco Antonio Ramos dijo haber comprado en La Moderna Poesía algunos de los 5,700 títulos que tiene en su biblioteca. “Los libros son amigos entrañables, que no sólo se emplean como material de referencia, sino que pueden recordarnos otra época de nuestra vida o a personas queridas”, dijo.
En lo que parece ser también una tendencia del mercado, Magdalena Alvarez anunció que creerá un sitio web para vender su gran inventario de almacén.

Entretanto, Haidé Montaño, vendedora de una librería de Family Christian Book Store, en el suroeste de Miami, con un gran inventario en español, nos comentó que el contrato con el local que alquilan vence este año, pero las ventas allí son estables y espera que esa importante cadena norteamericana de libros cristianos mantenga la locación.

En este frágil panorama se activan, sin embargo, los preparativos para Expolit, la conocida convención del libro evangélico de Miami, que aunque en gran medida se nutre de los negocios con libreros de fuera de la ciudad, este año sus organizadores desean motivar más al público local. “Tanto Editorial Unilit como su filial Expolit son instituciones que han estado en la ciudad por 35 años, y su presidente David Ecklebarger recientemente retó a sus empleados a abrirle las puertas a la comunidad”, dijeron sus ejecutivos en un comunicado.

Así las cosas, los lectores habituales de libros de Miami, muchos de ellos desempleados, aplacan su tedio navegando por la Internet, en espera de mejor fortuna.

One Response to "Miami, sin fortuna para leer"

Post Comment