El papel aguanta todo lo que le pongan, dice un viejo refrán. Hoy en día habría que decir que la Internet soporta igualmente todo lo que se quiera escribir, sean verdades, medias verdades y también mentiras.
Pero por mucho que lo anterior sea una comprobada realidad, la letra impresa en cualquier soporte le da credibilidad a las ideas. Así somos de ingenuos la mayoría. De manera que todo o casi todo lo que vemos y leemos por internet lo damos cierto.
Un rumor en la red cibernética puede volverse verdad de tanto repetirse. De hecho, el rumor se ha convertido en una fuente de noticias valedera. Diariamente miles de aseveraciones no confirmadas circulan por el internet.
Sin embargo, hay un tipo de información en que se establece un veleidoso acuerdo con el lector, como lo hace la ficción literaria y los rumores sobre artistas y celebridades, donde se disfruta sin poner en tela de juicio las afirmaciones.
Graciela Mori, una periodista de farándula de primer nivel, dice que es fascinante. “Se vive en un mundo raro, fantasioso, más bonito que el real; es como vivir en una película, fuera de lo común”. Mori dice que a la gente le gusta el chisme porque es algo que existe desde que el mundo es mundo; “entretiene, empieza en el vecindario, con la vida cotidiana”.
Tim Berners, creador de las tres WWW que revolucionaron al mundo (World Wide Web), opina que es necesario establecer sistemas que permitan otorgar a los sitios web un distintivo de fiabilidad, una vez que demuestren que su información es digna de confianza.
Es decir, que deberían existir, quizás por sectores, agencias u organizaciones de protección al consumidor, como la que hay para orientar y alertar sobre la validez de otros productos y empresas.
“En la red el pensamiento de las sectas puede extenderse rápidamente”, pone como ejemplo el experto en una reciente entrevista para la BBC inglesa. “Y de repente una secta de pocas personas con profundos asuntos personales descubre una fórmula fácilmente creíble, una especie de teoría conspiratoria que puede propagarse a miles de personas y que puede ser extremadamente perjudicial”, agrega Berners, alguien que no es un avezado devoto, hastiado de escuchar disparates.
Es evidente que no todo lo que brilla en la web es oro, pero no es mucho lo que las organizaciones líderes están contribuyendo a esclarecer en ese sentido. Sin embargo, la gran cantidad de periódicos y revistas impresas de prestigio que se están mudando a la web quizás inyecten algo de rigor profesional y atenúen los intereses personales y los de las grandes corporaciones, informando mejor y con más precisión.
“No sólo se trata de que me digan a qué sitio ir para comprar mis zapatos, que es el incentivo comercial, sino a dónde debo ir para decidir por quién votar o a qué tipo de religión pertenecer; sobre todo, a dónde debo ir para distinguir lo que es la verdad y lo que son sólo sandeces», afirma el creador de la Red.
Entonces, dígame algo, ¿confía usted en todo lo que lee en la Internet?
Lean el libro del economista Walter Graziano titulado «Hitler ganó la guerra» y descubrirán que el asunto de la credibilidad, la verdad o la mordaza a la misma es un asunto que no se puede limitar a la Internet sino que afecta todas las áreas sociales…
Es como todo, en la Internet existen «sites» donde se expone la verdad y hay otros donde promueven falacias. De la misma manera, en el mundo de los libros o de la prensa sucede exactamente lo mismo. No se necesita estrar a la Internet para encontrarse informadores mediocres o faltos de objetividad.
Hoy día, mucho de lo que parece de «prestigio» y que de igual forma muchos le ponen el sello de «credibilidad» tiende a ser meras herramientas de control social. Es decir, la gente puede creer que están libres de la mentira, pero al mismo tiempo ser presa de ella.
Pero… Pero… Que clase de paginas visitas tu? Si visitas mentideros es normal que te digan mentiras.
Si es muy cierto, se ve de una forma mas agravante también en lo que medicina respecta, ahora los pacientes leen tantas cosas en internet sobre sus enfermedades que cuando llegan a un médico, ya llevan su diagnostico hecho.
No digo que sea malo, más ocurren muchas equivocaciones de parte de la gente, y con la poca fiabilidad que se tiene de estos sitios, pueden tender mas a equivocar que a orientar.
Es posible que el grado de credibilidad de Internet se haya incrementado en los últimos diez años, pero es responsabilidad de los respectivos medios o autores el brindar una información fidedigna.