Ahora que la crítica y la orientación literaria prácticamente no existen o bostezan en tertulias casi vacías, complace toparse en la web con la página Christian Writing Today, de Donald L. Hughes.
Digo esto porque la ilusión creada por las nuevas facilidades en la publicación de contenidos hace que multitud de aspirantes a escritores se muevan sumamente desorientados en asuntos capitales, tales como la necesidad de una buena edición en los textos que publican.
Uno de los temas recurrentes es el que abordó Hughes en cuanto a la “inspiración” de los textos de escritores cristianos, del que traduciremos algunas interesantes ideas.
Donald L. Hughes dice en su artículo que muchos autores cristianos creen que consiguen su mensaje de Dios, por lo que no necesitan de un editor.
Lo cierto es que, con gracia, los escritores cristianos pueden verse influidos por el Espíritu de Dios, pero eso no significa que su mensaje sea puro. Dios obra por medio de la gente, y la gente es imperfecta.
Por otra parte, sigue el artículo, la edición no trata de destrozar un libro. Cada libro se beneficia de estar debidamente editado. Se trata de hacer cambios imprescindibles luego de que usted hizo su propia revisión. Se lleva a cabo en el nivel macro (cambios de fondo) y también en el nivel micro (copia de edición).
Según Hughes, la mayoría de la gente no entiende la función de un editor. Nuevos autores tienden a pensar en el editor en términos de alguien que corrige los errores que hacen. Es por eso que los nuevos autores que buscan un editor/corrector no tienen idea de que esas dos funciones no están relacionadas y que hay muchos tipos diferentes de editores.
Editor de Adquisición. En grandes casas editoriales todavía sobreviven editores cuya única función es la adquisición de manuscritos. Por supuesto, en el mundo de «pagar para publicar», donde la autopublicación y la vanidad editorial son muchas veces la misma cosa, la gente de Adquisición se encuentra en el Departamento de Ventas, y no en el de Redacción. En el mundo de la edición cristiana, los editores de adquisición juegan un papel importante. Ellos leen manuscritos que les llegan de los escritores y agentes, y determinan si pueden ganar dinero mediante la adquisición y la publicación del libro. Esto requiere un excelente conocimiento tanto de la escritura cristiana como del mercado del libro cristiano.
Editor de Fondo. Un editor de sustancia está preocupado por la estructura de un libro. Un autor puede trabajar en un libro semanas, meses o años, sin embargo, nunca ver las debilidades en la estructura de un libro de no-ficción o en la trama de un libro de ficción. Un editor de fondo experimentado identifica este tipo de problemas de inmediato y puede reorganizar párrafos o capítulos de manera que el libro sea notablemente mejor. Un editor de sustancia ve el bosque no los árboles, y uno bueno puede transformar un libro mediocre en uno superior sin necesidad de cambiar las ideas o las palabras del libro.
Editor de copia. Un editor de textos es también conocido como un editor de línea, porque estos editores repasan el manuscrito línea por línea para asegurarse de que las ideas están completamente formadas, que no hay fallas lógicas o de narrativa, si se utiliza la gramática apropiada y si la puntuación es consistente. Un editor de textos puede efectuar cambios estructurales menores, pero lo hace en el nivel micro y no a nivel macro. El trabajo de un editor de textos es centrarse en los árboles, no en el bosque.
Hay muchos otros tipos de editores. Sin embargo, los dos últimos son los más importantes, y los más cruciales para el éxito de su trabajo. Si usted se ha tomado el tiempo en escribir un libro, es importante que encuentre un editor que va a ver su trabajo y lo ayudará a hacerlo mejor.
Es esencial, en opinión de Hughes, que los escritores cristianos usen editores cristianos. Un editor cristiano comparte sus valores y tiene una comprensión de la Biblia, la literatura cristiana y de la forma en que los cristianos se comunican entre sí. Un editor totalmente favorable a lo que usted está tratando de lograr.
Dice el articulista de referencia que, en su ignorancia, muchos escritores principiantes también buscan un editor/corrector de pruebas, que es como la búsqueda de un ayudante de camarero/chef. Y no es que Hughes quiera denigrar a los ayudantes o los cocineros, pero en el negocio de los restaurantes cada uno sabe su lugar. El único propósito de un corrector de pruebas es leer el texto final, después que ha sido preparado para su publicación, para asegurarse de que no se hayan cometido errores en la composición del libro. Esto se hace después que un libro ha sido editado y está en la etapa de prueba final, de ahí el nombre «corrector de pruebas». Un editor digno de su rol nunca leerá la prueba, y un corrector de pruebas genuino sabe que está fuera del alcance de su trabajo editar algo. Usted no está ahorrando dinero al tener el mismo profesional para hacer las dos cosas, sólo complicando su vida.
Para Hughes, usted como escritor cristiano es responsable de la redacción y revisión de su libro. Después de eso, debe ponerse el manuscrito en manos entendidas que pulan su trabajo a través del fuego purificador de la edición. Con su buena escritura y con la edición de los expertos, el libro se convertirá en oro puro.