La política invade los templos evangélicos.
Oportunismo, manipulación e ingenuidad política cada vez más notorios.
¿Dónde se sienta usted en su iglesia? ¿En los bancas de la derecha o de la izquierda?… Ahora no parece tener importancia, pero pronto quizás habrá iglesias evangélicas no sólo de distintas denominaciones, sino también liberales, conservadoras o de cualquier otro tinte político.
Aunque no es nuevo que la fe interfiera en la política y viceversa, ahora el espectro cabalga de nuevo, muy especialmente entre los evangélicos.
Aunque parezca inverosímil, el gobierno de Cuba llenará un estadio con una campaña evangelística y Daniel Ortega organiza por todo lo alto el Día de la Biblia.
¿Es el hombre un ser espiritual, como dice la Biblia, o un animal político, como aseveran algunos sociólogos?
Todavía más. ¿Debe ser el cristiano también un político? ¿O más bien los políticos deberían terminar siendo cristianos?
El problema tiene más de dos lados.
Es común encontrar militancias políticas diametralmente opuestas de un individuo a otro, a pesar de creencias de fe similares. Pastores y ministros con un testimonio personal intachable y que coinciden en las doctrinas cristianas fundamentales pueden tener, sin embargo, opiniones políticas diferentes, como en el futbol.
Muchos líderes religiosos consideran que la iglesia debe ser una fuerza política que promueva cambios sociales. Sin embargo, la realidad no es tan sencilla. Un pastor del sur de California le confesó al autor de esta nota que los evangélicos de Estados Unidos de origen hispano, pobres por lo general, se debaten en un conflicto a la hora de votar por demócratas o republicanos, pues los primeros tienen muchos más programas de ayuda social, a pesar de que apoyan el aborto y a los homosexuales.
Para otros, la política es una trampa diabólica, que aleja a los cristianos del ámbito espiritual en que deben trabajar, que da al César y no a Dios, una trampa que en su tiempo le fue tendida al propio Jesús cuando lo conminaron a responder la pregunta capciosa sobre el pago de impuestos: “Dad al César lo que es del César…”
Mientras los sencillos fieles que ocupan las bancas de las iglesias latinoamericanas se debaten en el dilema, los políticos parecen estar tomando la iniciativa, ideologizando los púlpitos e invadiendo los templos con su agenda.
Lo cierto es que agobiados por los males sociales y los discursos engañosos, la mayoría de los cristianos “de a pie” apenas distingue entre las verdades transcendentales que marcan las doctrinas de su fe y la impostura del quehacer político cotidiano.
Otro ángulo a considerar es la amplia gama de oportunistas dentro de las filas de instituciones religiosas que le siguen el juego a regímenes políticos de dudosa moral, amparados en aquello de que “el fin justifica los medios”.
Para repasar un burdo ejemplo, tomemos el caso de la multitudinaria celebración de las iglesias evangélica oficialistas que en estos días está organizando en un estadio de béisbol el gobierno de Cuba, para enmascarar la persecución religiosa y contrarrestar el crecimiento de iglesias subterráneas no afines al régimen.
Como en China, Irán y en otras dictaduras del mismo corte, el gobierno de Cuba, cuyo país tiene los más altos índices de suicidios y abortos del continente, no teme a las iglesias establecidas, sino al crecimiento de iglesias cristianas no registradas ni autorizadas, y por lo tanto fuera de su control.
Lo que puede distinguir a los políticos cristianos de los que no lo son, es justamente el testimonio de su fe, que supone la defensa de valores trascendentes.
“En nuestro país ser un cristiano honesto implica el total rechazo a las manipulaciones de las autoridades, porque si eres coherente con tu fe, no te puedes comprometer con el mundo de mentiras en que han sumergido a nuestro pueblo”, dijo Manuel Alberto Morejón, supervisor general del movimiento no reconocido Alianza Cristiana de Cuba.
La persecución religiosa moderna tiene también motivaciones políticas.
Se espera que la televisión oficial transmita en directo “la gran fiesta de los evangélicos cubanos”, dijeron funcionarios del gubernamental Consejo de Iglesias de Cuba, que también organiza un encuentro con “importantes teólogos de América Latina y personalidades del mundo evangélico”, bajo el pretencioso título de Misión y Evangelización en América Latina y el Caribe para el Siglo XXI, y con el objetivo de, increíblemente, “reflexionar sobre las potencialidades, dificultades y desafíos de las iglesias latinoamericanas para el cumplimiento de su misión evangelizadora y transformadora”.
Todo un nuevo programa mesiánico para los evangélicos del continente, de parte de políticos que de pronto se volvieron tolerantes sin abandonar el recelo de que la religión puede ser un enemigo impredecible.
Cualquier semejanza con lo que está sucediendo a diestra y siniestra NO es pura coincidencia.
Con respecto al comentario de Eliecer Guillen, diferiero con el. En Estados Unidos hay evangelicos de diferentes tendencias politicas, y muchos realmente estan en las antipodas del partido republicano, esto se da especialmentre entre los hispanos y los afro americanos,
Yo he estado personalmente en alguna conferencia de pastores donde se preguntaban como es posible que un cristiano pueda ser republicano, ya que, segun se exponia, los valores de ese partido se contradicen con los principios basicos del cristianismo.
En U.S.A. todo evangélico es republicano, y capitalista es usado como sinónimo de cristiano, lo digo literalmente, no como metáfora.
Así que ve a predicarle tu mensaje de apoliticismo a estados unidos.
Dios les bendiga. Ciertamente eso ocurre, y como venezolano lo vivo cada día. Decepcionante fue para mí conocer a un amigo y colega docente, obispo presbiteriano, en su cara de escritor: nada nuevo, sólo panfletos… Con loas al Che y al «líder máximo» y demás… En sus mentes, Jesús lleva una «kalashnikov»… ¿Y el amor, y la tolerancia, y el respeto al otro, al diferente? ¿Hasta cuándo seguiremos hiriendo con clavos las manos de Jesús?…