¿Está acostumbrado a vivir bajo la presión de los editores?
Bueno, yo la llevo bien. Supongo que si un arquitecto tiene que levantar un edificio antes de septiembre del 2009, pues sabe que tiene que levantarlo antes de septiembre del 2009. Generalmente mis contratos fijan una fecha límite de entrega de los libros. Llevo trabajando así desde hace más de una década, es decir, hace más de una década que trabajo, por decirlo de alguna forma, siguiendo el símil del arquitecto sobre el plano. Contrato con la editorial el libro, el anticipo y el plazo de entrega del libro. Las editoriales saben que mis manuscritos se entregan siempre un poco antes de que venza la fecha fijada. Soy muy riguroso con eso.
Deme algún otro detalle.
Por ejemplo, ahora va a aparecer una traducción al coreano de La noche de la tempestad, que es una de mis últimas novelas. Supongo que me llegarán en cualquier momento los ejemplares de autor en coreano. Este año también se tradujo al inglés El testamento del pescador, que lo publicó Zondervan, una novela que en España hace tres o cuatro años fue el libro de temática espiritual más vendido, solo superado por la Biblia y por delante de libros escritos por el Papa, por el Dalai Lama, etc. Entonces de El testamento del pescador y otros libros se van haciendo traducciones en distintas lenguas, y a mí en algún momento me llegan las ediciones. Un libro hoy se edita en hardback, luego sale en paperback, después en una edición club, y yo en medio de todo esto.
¿Se siente cómodo con el manejo de su tiempo, no se siente estresado?
La verdad es que me siento bastante cómodo. Creo que el ritmo de trabajo que llevo efectivamente exige mucha dedicación y disciplina, pero a mí no me agobia. Soy una persona muy trabajadora y tengo muy claro desde hace mucho tiempo que si uno se fija una meta en la vida, hay cosas a las que tiene que renunciar. Tengo muy claro que debo escribir, y entonces no me importa renunciar a otro tipo de cosas por hacer esto. Incluso a la hora de escribir también tengo que seleccionar lo que escribo, y por supuesto rechazo ofrecimientos, por ejemplo, para escribir guiones u otros proyectos de este tipo que no creo es algo que en estos momentos tenga que hacer. Por ejemplo, he tenido que abandonar la enseñanza en la Universidad para seguir escribiendo. Creo que la elección ha sido la mejor, pues alcanzo a muchísima más personas escribiendo, o trabajando en la radio, que la que alcanzaría en la Universidad. Cualquier persona que quiera hacer algo con cierto rigor y desea hacerlo decorosamente bien, eso le exige renuncias. Una persona que desea pintar y desea pintar bien, pues no puede estarse dedicando a la pintura, a tocar el piano y además a practicar el ballet. Una persona que quiere dedicarse a la música de una manera seria le pasa igual. Diría que eso pasa con cualquier tipo de trabajo. Cualquier trabajo que se quiere hacer bien exige dedicación y disciplina.
¿Revisa usted mismo sus libros, deja dormir sus textos y los vuelve a retomar?
Suelo hacer una primera redacción relativamente rápida, que a lo mejor me ha llevado tres meses, pero es rápida en la forma en que la fui elaborando. Sobre ese texto impreso hago una segunda redacción, es decir corrijo, cambio de lugar párrafos, modifico, etc. Ese texto efectivamente lo castigo mucho sobre el papel, y luego lo vuelco de nuevo en el ordenador. Una vez que tengo ese texto, lo dejo enfriar. Generalmente procuro que enfríe entre dos semanas y un mes, y vuelvo a releerlo. Esta última es la versión que entrego a la editorial. Aunque todavía el manuscrito suele tener una posterior labor de corrección cuando la editorial me entrega las pruebas de galera, pero mucho más pequeña, modificaciones de cuestiones estilísticas, la corrección de alguna frase o la sustitución de alguna palabra.
¿Cuál es la fuente de información que usted usa para documentar sus libros? ¿Acude a la biblioteca, a la Internet?
Depende mucho del tipo de proyecto. No es lo mismo buscar información para un ensayo que para una novela. Por regla general no suelo acudir a Internet, que tiene enormes virtudes, pero una que no tiene es la discriminación de la información. Para hacer una prueba sencilla, si pones Jesús en un buscador de Internet puedes encontrar desde valiosos estudios hasta estudios que dicen que Jesús era un extraterrestre o era un revolucionario como Che Guevara, o un masón. Es decir, lo que aparece en Internet es increíble, y si eso pasa con algo como puede ser el caso de Jesús, pues ya podemos imaginar lo que puede aparecer sobre cualquier otra cosa. El problema de Internet es que exige un grado tal de discriminación de la información que al final suele ser de poca utilidad, precisamente por la enorme cantidad de datos que hay y sobre todo porque una persona que no conozca no sabe si aquello es cierto o no lo es. Ese es un gran problema, entonces yo por definición no recurro nunca a Internet, y por definición siempre acudo a las fuentes originales. Si ahora mismo tuviera que escribir una novela sobre Julio Cesar, pues lógicamente releería a Cicerón, a Plutarco, volvería a leer las obras de Julio Cesar. Volvería a las fuentes históricas originales. Por regla general, en cuanto a obras clásicas como fuente de información en su lengua original, no me lleva más trabajo que ir a la estantería de mi propia biblioteca, incluso en el caso de fuentes griegas o latinas.
¿Son los textos bíblicos una camisa de fuerza para que un escritor cristiano pueda moverse libremente dentro de las ideas de una novela? ¿Se siente presionado, encasillado con eso?
La Biblia no es una camisa de fuerza. El símil más exacto sería decir que es un avión ligero que permite remontarme y ver las cosas desde las alturas. No me ata, permite que vea más allá. Voy a poner el ejemplo de mi primera novela histórica, El escriba de faraón, que se ha reeditado hace cosa de un año después de estar un tiempo descatalogada. El escriba de faraón es la historia del éxodo contada por un egipcio, el cual va diferenciando la historia oficial de la historia que tiene que ir recogiendo en los anales de Egipto. Ese contraste entre la historia real y la historia oficial, y además la realidad que está detrás de lo que pasa en la historia, en buena medida es un paralelo a mi experiencia con la Biblia. De hecho, esto es algo que intento hacer no solamente a la hora de escribir, sino en otras actividades de carácter profesional. Es decir, uno puede ver la realidad en la que se encuentra, uno puede analizarla económicamente, socialmente, políticamente, pero a todos esos análisis, que pueden ser correctos, intento siempre añadirle un análisis que va más allá, y que puedo utilizar como plataforma, ese análisis único y exclusivo que permiten a las Escrituras. En un momento determinado puedo ver una situación de crisis en una raza, y esa crisis tiene una explicación social, económica, institucional, y todas esas explicaciones pueden ser correctas, pero todas ellas sumadas no nos dan la explicación completa. Para poder entender toda la situación hay que entrar también en el ámbito espiritual, y eso es algo al que la Biblia me permite acceder.
Usted habla de renuncias para poder hacer su obra, sin embargo está aquí en Miami pasando unas vacaciones en familia.
Claro, es que hay que mantener una disciplina incluso en los descansos. Hay momentos en los que estoy muy involucrado en un libro y la tentación es seguir escribiendo horas y días en ese libro, sin embargo sé que a veces la disciplina no solo es seguir trabajando, sino decir no, mañana hay que descansar, hay que desconectarse totalmente y hay que olvidarse de lo que uno está haciendo, porque si no implica un desgaste, una erosión que es muy difícil de recuperar.
Fin de la entrevista.
Pingback: Entrevista con César Vidal, segunda parte | En verdad te digo...
¡Queremos una cuarta parte de la entrevista! Me gustaría conocer más su vida personal y privada. Pero en fin, tanto su vida privada como pública resultan sumamente interesantes.
Es admirable Don César. ¡Hasta las 20:00h. en la Linterna!
Saludos.
César Vidal es un ejemplo para nosotros. Su entrevista es muy valiosa. Necesitamos cada vez más de escritores cristianos como él.
NOTA DE LA REDACCIÓN
Con gran satisfacción acabamos de recibir la noticia de que César Vidal es el ganador del II Premio Finis Terre, convocado por la Editorial Edaf, gracias a su libro El caso Lutero. También que ya está en las librerías por medio de editorial Planeta su libro Por qué soy cristiano.
Desde aquí le enviamos a César nuestras felicitaciones.
Como saben, Vidal nos honra con la presidencia del Premio Grupo Nelson de literatura cristiana de ficción y está apoyando de manera decidida el empeño de estimular un movimiento hispanoamericano de escritores cristianos.
Dn César Vidal explica cómo se dedica a su tarea literaria. Señala su trabajo y responsabilidad, que le lleva, incluso,a terminar sus manuscritos para las editoriales antes de vencer la fecha fijada.
Destaca su comentario sobre cómo documentarse para escribir una obra, al distinguir entre un ensayo, cuyo objetivo es más científico, y una novela, que puede tener un carácter divulagativo o puramente ficticio.
También habla del sacrificio que le lleva su oficio, de las renuncias que conlleva un objetivo tan apasionante como la escritura. Sin embargo, también resalta, al final de su entrevista, la importancia que le da a la familia, lo que le lleva a valorarla y dedicarle tiempo. Esto supone un ejemplo de dedicación y de saber apreciar algo tan importante en la vida como la familia.
Gracias a Jorge Julio y a César Vidal por su interacción donde todos aprendemos de diversas maneras según nuestra necesidad individual.
Todos los noveles y todavía inéditos seguiremos pendientes a entrevistas como esta.
Nuevamente le agradezco a don Cesar Vidal que comparta con nosotros esos detalles y consejos de un escritor que quiere entretener y edificar a la vez. Sus comentarios me animan a seguir en este camino y a entenderlo mejor.
Me encantaria que difundieran entrevistas similares de otras personalidades cristianas de la literatura. Gracias nuevamente.
Interesante reflexión del autor sobre los proyectos de vida en el marco literario y el costo que frecuentemente suele acarrear una búsqueda comprometida de la excelencia en ellos. Creo saber muy bien a qué tipo de decisiones señala el autor cuando habla de renuncias. Yo también soy escritor,y me veo confrontado con diversas disyuntivas de esta naturaleza, donde hace falta sabiduría y disciplina.
Gracias por publicar esta entrevista. Ya he conocido (por una antología personal) como el escritor Issac Asimov empezó a trabajar en sus cuentos, bajo que circunstancias y los problemas que enfrentó. Claro que la época que él vivió fue otra.
Lo valioso de esta entrevista es conocer como un escritor se desenvuelve en el mundo de hoy, en especial en lo referente a la busqueda de información para configurar sus escritos.
Que Dios los siga bendiciendo.
¡De nuevo! ¡Qué ejemplo de escritor! Me gustó mucho eso de disciplinarse para descansar. No sólo para escribir, sino también para descansar. Hno. Julio, me gustaron las 3 secciones de la entrevista. Fíjese que yo tengo un blog en el que abordo el tema de la composición de canciones y he hecho entrevistas similares a las que usted ha hecho, por ejemplo: Milton Valle, Jaime Murrel, entre otros. No sé si le interesaría leerlas. Allí tiene mi mail para que me escriba. No lo pongo aqui ni digo cuál es mi blog para no incomodarlos con publicidad que por lo general no es bien recibida en los blog. ¡Con toda razón! Le comento lo de las entrevistas porque pienso que también pueden bendecirle. Avíseme, ojalá tenga chance.
Por último: Magnífica entrevista, he crecido, la pienso releer otra vez, me resultó muy pero muy nutritiva. ¡Genial! Gracias, siento que me ha dado luz sobre muchas cosas que no tenía muy claras sobre el arte de escribir. Yo soy escritor, un total desconocido, soy feliz así, pero quiero crecer y esta entrevista me ha bendecido mucho.
Gracias por su esfuerzo en publicarla.
Noel Navas
El Salvador.
Me resultó (muy) interesante la entrevista. Me pregunto si César pudiera darnos una mano en esta difícil tarea de editar.
Jorge,
Alquien que batalla desde el llano.
Muy útil la información…
Gracias por la entrevista, Julio. He aprendido mucho.
Hace algunos años que escribo novelas. Primero lo hice por esa necesidad de expresión que todos los seres humanos tenemos, y que cada uno lo hace según lo que Dios le ha dado. Desde hace cuatro años, sentí la necesidad de volcar esa pasión hacia mi Señor. Todos tenemos experiencias y momentos en la vida en los que aprendemos. Nunca debemos olvidar que debemos estar dispuestos a recibir las enseñanzas de Dios, como si fueramos niños: con el corazón abierto y con toda la fe puesta en Él.
Así, cada día podremos aprender un poco más, no para enseñorearnos por nuestro conocimiento, sino porque cuanto más conozcamos a nuestro Señor, mejor le serviremos.
Hace un tiempo leí «Una Vida con Propósito». En ese momento estaba terminando de escribir la segunda de una trilogía de novelas referidas a un personaje que conoce a Dios.
Pude darme cuenta que en escribir estaba ese propósito que yo buscaba, la respuesta a esa pregunta que todo cristiano debe hacerse: Cómo servir a nuestro Salvador.
Soy uno de los participantes del Concurso de Literatura Cristiana. Como todos los que nos presentamos, creo que tengo algo para dar a los demás, a través de esa forma de testimonio que es el libro. Me alegra saber que somos muchos los que estamos dispuestos a seguir adelante con nuestros proyectos, manteniendo viva la llama de ese fuego que nos llega del Cielo, y que hace que necesitemos compartir lo que Dios en su inmensa bondad nos ha regalado.
Con respecto al muy interesante e instructivo reportaje a César Vidal, debo decir que hay dos frases con las cuales me he identificado mucho:
«Cualquier persona que quiera hacer algo con cierto rigor y desea hacerlo decorosamente bien, eso le exige renuncias».
Y la siguiente:
«Una vez que tengo ese texto, lo dejo enfriar. Generalmente procuro que enfríe entre dos semanas y un mes, y vuelvo a releerlo».
Ese «dejar descansar» al manuscrito nos permite reverlo con algo más de objetividad, debiendo resistirnos a creer en esa voz de la ansiedad que nos grita YA ESTÁ, apenas terminamos de escribir.