El otrora respetado predicador fue internado en un asilo, en lo que parece el fin de su saga de predicciones apocalípticas.
Todavía no se sabe a ciencia cierta si el caso de Harold Camping, el famoso predicador de California que dijo que el mundo se iba a terminar el 21 de mayo, fue locura senil, el fallido plan de mercadeo de su empresa o un afán de protagonismo extremo que lo llevó al ridículo.
Pero son pocos los de dentro y fuera de su fe evangélica los que ahora creen que tenía razón y el mundo comenzó a acabarse en sus predicciones de mayo de 2011 y la hecatombe final para octubre.
La familia optó por llevar a Camping, de 89 años, a un asilo, donde deberá recuperarse de una embolia cerebral que sufrió en junio.
Según informó AP, Family Radio, la red de radio de Camping, está trabajando para reemplazar el programa del locutor con un espacio provisional.
Desde el día de su accidente cerebral la estación ha estado trasmitiendo repeticiones y no se sabe si el programa regresará.
Camping dijo que el fin del mundo ocurriría primero en 1994 y luego en mayo de 2011. Su imperio de la comunicación gastó durante siete años millones de dólares en todo tipo de publicidad para sus predicciones.
Los observadores no esperan que los fanáticos de los vaticinios apocalípticos hayan quedado escarmentados con esta sonada frustración, pero sí que desde ahora más personas en el mundo estarán convencidas de que “del día y la hora nadie sabe, sino el Padre”, como concluyen las Sagradas Escrituras.
Si esta última convicción mejora el comportamiento humano, es algo que de alguna manera hay que agradecerle a Harold Camping en el ocaso de sus días.