El ayuno impertinente

Un ayuno para todo el año del que pocos quieren saber y menos practicar. Impertinente y difícil, pero sin dudas infalible.

A comienzos de año algunos nos proponemos cambiar algo en nuestra vida. Es como si nos sintiéramos avergonzados de ciertas cosas que pasaron, que hicimos o dejamos de hacer, y que quizás seguirán sucediendo si no modificamos nuestro comportamiento. 

A veces aceptamos que debemos ponerle un alto a nuestros excesos. Como cuando nos vemos con libras demás y acudimos al ayuno como una solución. 

Pero también la abstinencia o el ayuno pueden ser un ejercicio espiritual, entendido como la práctica de privarse de alimentos por cierto tiempo, para en este caso y como dice la Biblia, “afligir el alma”. Isaías 58:2-4

El ayuno espiritual puede ser una expresión de dolor, una penitencia, o una manera de humillarse y buscar así la guía y la ayuda de Dios.

Sin embargo, los profetas bíblicos declararon que sin una conducta recta este tipo de ayuno es en vano. 

El propio Jesús enseñó que el ayuno espiritual debe hacerse mirando a Dios y no a los hombres.

Por su parte, el profeta Isaías fue radical a la hora de recomendarnos la abstinencia, citando la receta divina de un ayuno difícil e impertinente, pero sin dudas infalible. Isaías 58:5 

Se lee en Isaías que el ayuno que Dios escogió es que desates las ligaduras de impiedad, sueltes las cargas de opresión, dejes libres a los quebrantados y rompas todo yugo. 

“Es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano”. 

Dice la Biblia que si practicas este ayuno, “tu oscuridad será como el mediodía”.

“Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí”. Isaías 58:6-9 

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