Echa tu pan sobre las aguas.
Conozca y cite correctamente esta frase célebre de la Biblia. Quién la dijo y por qué.
Autor de la frase: Salomón (¿?)
Tema: Consejo
Libro de la Biblia: Eclesiastés
En el Antiguo Testamento, el libro de Eclesiastés forma parte de los llamados Libros de Sabiduría, junto con Job y Proverbios.
Estos son libros que enseñan a hacer lo correcto ante las más variadas situaciones. En particular el Eclesiastés (cuyo nombre en hebreo da la idea de un sabio o predicador que ofrece un monólogo ante un público) da consejos útiles para la vida cotidiana.
El versículo donde está contenida dicha frase dice así, en la popular traducción Reina-Valera del 60:
“Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás” (Eclesiastés 11:1).
La idea del “pan sobre las aguas” es de soltar o poner en movimiento nuestros recursos sin temor.
La cita en su hebreo original diría de esta manera: “arroja tu pan a las aguas, porque después de muchos días volverás a encontrarlo”.
Sin embargo, algunas traducciones bíblicas modernas se empeñan en ver una transacción comercial lucrativa en el enunciado, quizás para contrarrestar el tono un tanto “pesimista” del libro en general, y trasladan:
“Envía tu grano por los mares, y a su tiempo recibirás ganancias” (NTV).
“Dale de comer al hambriento, y un día serás recompensado” (TLA).
Otras, como la Nueva Versión Internacional (NVI), todavía mantienen la conclusión de que simplemente no perderás lo invertido:
“Lanza tu pan sobre el agua; después de algún tiempo volverás a encontrarlo” (NVI).
Esta ultima es la misma sabia lección que se repite en muchas otras partes de la Biblia, de que eventualmente recogeremos lo sembrado, ni más ni menos. Algo que en sí mismo resulta ya suficiente. Muy parecido a ese tajante mandato de caridad que da el Señor en Levítico 19:9,10:
“Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón de sus campos ni recojan todas las espigas que allí queden. No rebusquen hasta el último racimo de sus viñas, ni recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los pobres y los extranjeros” (NVI).
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