Le acabo de enviar una de mis dos Biblias de Estudio a Patricio Castillo, un joven chileno de 16 años que de tanto insistir acabó con mi indolencia. Sé que fue un acto descabellado de mi parte, pues no conozco al chico, no votará por mí en las próximas elecciones ni diezmará en mi iglesia, y lo más probable es que ni siquiera alguna vez dé testimonio de lo buena gente que fui.
Patricio suplicaba en uno de sus correos electrónicos: “Hace unos ocho meses que estoy en los caminos del Señor. Ahora que soy cristiano mi vida ha cambiado totalmente. Me bauticé y ya he predicado cuatro veces en mi iglesia. Siento que estoy creciendo de muy buena manera. Ahora, mi gran sueño es tener una Biblia. Mi familia no me la puede comprar porque mi papá está sin trabajo y mi mamá a penas gana el sueldo mínimo con su trabajo de manipuladora de alimentos, lo que solo alcanza para cubrir las deudas. Pero yo quiero crecer más, y les juro que creo que la Biblia es lo más bonito que puede existir. Si tuviera una andaría para todos lados con ella; más aún, me sentiría más protegido. Espero que no me dejen olvidado. Me harían demasiado feliz.”
Luego de cuatro emails de este estilo, llegué a la conclusión de que si presumo de evangelista debería ser consecuente y poner a circular al menos uno de esos hermosos libros cristianos que leí, que tanto me hicieron reflexionar y que ahora se llenan de polvo en mis estantes.
Pero no estaría haciendo nada del otro mundo; sólo algo que se ha puesto de moda en los Estados Unidos y en otras partes y que se conoce como BookCrossing (BC). Es decir, la práctica de dejar libros en lugares públicos para que los recojan otros lectores, que después harán lo mismo.
Cuentan que el estadounidense Ron Hornbaker concibió la idea del BC en el 2001, inspirado por Where’s George?, una Web para seguir el recorrido de billetes. ¿A qué más le gustaría a la gente seguirle la pista?, se preguntó Hornbaker. Unos minutos más tarde, tras una mirada a su estantería repleta, la idea de libros le vino a la mente.
El Bookcrossing se ha desarrollado como un movimiento global, que en 2006 contó con medio millón de miembros en todo el mundo y más de tres millones de libros registrados en su base de datos.
El contacto entre los miembros de BC se lleva a cabo mediante foros en la Web, listas de correo, encuentros locales y convenciones nacionales.
Entre los BookCrossers han surgido diferentes maneras de cambiarse libros. Pero hasta ahora no existía una dedicada a libros cristianos. Por eso llama la atención la propuesta de la sección de foros de LaBibliaWeb.com, el portal en español de las Sociedades Bíblicas Unidas, con más de 120 mil visitas mensuales.
Dicho portal acaba de lanzar su Zona de BookCrossing, donde usted puede hacer pasar de manos un libro cristiano de su propiedad que quiera que otros lean, siempre que usted sufrague el envío hasta el lugar de destino. También puede solicitar uno de los libros inscritos, o comentar la obra si la leyó.
Los libros inscriptos en la Zona de BookCrossing de LaBibliaWeb.com deben ser exclusivamente textos cristianos y se desecharán otros tipos de ofertas literarias.
Una nueva oportunidad para autores cristianos inéditos es que se pueden incluir libros en formato digital (e-libros), siempre que sea el propio autor el que desee darlo a conocer de esta manera gratuita.
Las personas que han abierto un foro con un libro que quieran donar podrán seguir la trayectoria del mismo, dónde está y quién lo tiene, además de leer las diferentes críticas que haya recibido. Una vez leído el volumen por un receptor, éste debe indicar en el foro que el libro está disponible para ser enviado de nuevo.
Zona de BibleCrossing
Aunque las Sociedades Bíblicas Unidas y otras instituciones tienen numerosos programas de donación de Biblias, la demanda de Biblias supera la oferta. Por eso BibleCrossing es también una variante del BookCrossing lanzada por Foros de LaBibliaWeb.com, en este caso para aprovechar las Biblias ociosas.
La Biblia que se ofrezca en la Zona de BibleCrossing, por tratarse de un libro de consulta, no se espera que circule nuevamente.
La invitación evangelística reza: “Si tiene dos Biblias, ofrézcale una a alguien que no tenga, siempre que usted sufrague el envío hasta el lugar de destino. También puede solicitar alguna de las Biblias inscritas”.
Está comprobado que el BC no perjudica las ventas de las librerías y editoriales; todo lo contrario, muchas personas después de haber leído y posteriormente liberado un libro, compran su propia edición. Incluso hay quienes compran dos copias de un mismo libro para hacer circular una de ellas.
Igualmente ha de suceder con el BibleCrossing. Después de ganarnos un lector para el Texto Imprescindible, éste comprará Biblias durante toda su vida cristiana.
De más está decir que darle alimento espiritual a alguien que lo pide ofrece resultados evangelísticos mucho mayores.
¿Se anima usted a hacer “BookCrossing a lo cristiano”? ¿O prefiere esperar por la súplica anhelante de un Patricio Castillo?
Atencion,atencion,atencion:Estoy en busca de una Bilia Anotada de Scofield RV1960.No inporta que sea usada o nueva. Donada o vendida, La puedo canbiar por alguna cosa. La que tenia por anos la perdi. Vivo en u.s.a. Si alguien le interesa mi peticion, conectate. Dios les bendiga. Att. ventura soto
Un romanticismo de los que los cristianos estamos acostumbrados.
Sale mas caro enviar el libro que enviar el dinero para que el que lo pide se lo compre en su pais, y es mas seguro que llegue a destino un giro de dinero que un paquete a la loma del c.
En caso de que en ese pais no este editado el libro, o que la ciudad no tenga libreria, seria un caso especial.
Ya se hacen muchas cosas así. Ademas de enviar el dinero, aunque te lo roben y no tengas seguridad de la sinceridad del pedido, se donan libros cristianos a las bibliotecas públicas «seculares»… La gente no los lee porque no quiere, porque no se entera, porque le resulta mas facil pedir. Y a nosotros nos resulta mucho más facil dar que enseñar a tener y a facilitar que haya algo donde no lo hay. Como siempre.
El cambio aqui es ficticio.
Jorge Julio:
¡Bienvenido al club de cristianos ingenuos! Yo, que soy miembro vitalicio, te doy la bienvenida.
La verdad, fuera de bromas, haz hecho una buena obra –aunque simbólica e ingenua–. Pero, los caminos de Dios son misteriosos y su voluntad se revela entre nosotros los mortales de maneras que no podemos predecir ni anticipar.
A mí también me ha tocado hacerla de sembrador: de Biblias, de donaciones monetarias, de «prestamos» a largo plazo… muy, pero muy largo plazo, tan largo que finalmente me cansé de esperar y di el dinero por perdido. En algunos casos he visto la semilla germinar y dar fruto para vida eterna… en otros casos, «nananina».
Sin embargo, tanto el concepto de Book Crossing como el de Bible Crossing son muy creativos y creo que debiera hacernos pensar seriamente en este modelo alternativo para la evangelización. El único inconveniente que veo es que en nuestra América Latina la gente atesora sus Biblias y libros porque cuestan esfuerzo y dinero, y no es tan fácil dejarlas en el asiento de un omnibus o del metro, etc. Yo, por ejemplo, aún atesoro mi destartalada Biblia RV60 de hace más de un cuarto de siglo.
Mmm…
Me ha dejado pensando.