Dado el interés que suscitó entre autores y lectores la “gran final” del Premio Grupo Nelson de literatura cristiana de ficción, publicamos a continuación un artículo del médico uruguayo Álvaro Pandiani, donde el autor de la triunfadora novela histórica Columnas de humo narra sus impresiones.
COMO LO VIVÍ
Por Álvaro Pandiani
Columnas de humo, la novela que obtuvo el Premio Grupo Nelson de literatura cristiana de ficción, es una narración que me permitió aglutinar vivencias y experiencias, principios, creencias y fe. Si bien no soy profesional en el estudio de la historia como disciplina, me apasiona la lectura del pasado, y más me apasiona entenderlo. Desde mi juventud sentí gran afición por leer la historia del cristianismo, y en los últimos años “redescubrí” la historia nacional uruguaya, a la que me volqué con entusiasmo.
Columnas de humo se sitúa en el Montevideo de 1857, durante uno de los sucesos menos sonados, pero aún presentes en la memoria de la ciudad: la epidemia de fiebre amarilla. Un suceso que nos dejó el recuerdo de algunos héroes que se mantuvieron firmes junto a las víctimas hasta correr ellos la misma suerte. Heroísmo clásico, como dijo un comentarista; pero heroísmo real, pues está registrado por la historia.
La novela también incursiona en otro de los hechos menos reconocidos por nuestra historia: el genocidio de la nación charrúa, del cual es símbolo la matanza de Salsipuedes, y que me permitió echar una mirada y emitir una opinión sobre la suerte de los indígenas americanos, en este caso, en manos de los blancos criollos dominantes.
En un plano más personal, Columnas de humo intenta reproducir el peregrinaje desde la desesperación, la resignación y la tristeza, a la esperanza, la fortaleza y la fe en Dios, que debí recorrer durante la enfermedad, agonía y muerte de mi padre (valga como ilustración el hecho de que empecé a escribir la novela cuatro días después de su fallecimiento).
Y en un plano aún más profundo, Columnas de humo expresa mis más arraigadas convicciones cristianas: la salvación solo en Jesucristo, el amor inquebrantable de Dios, la fe que persiste cuando todo se ha derrumbado, la importancia absoluta del perdón para la paz del alma y entre los seres humanos, en acción y en un mundo donde campea la intriga, la violencia, el odio (incluido el odio étnico), la segregación y la explotación, la desesperanza y el dolor.
Columnas de humo fue al Premio Grupo Nelson por eso, porque es una narración que contiene valores cristianos. De las virtudes o defectos que tenga en lo literario y en lo espiritual y de su merecimiento o no del Premio otros deben opinar, no yo.
Obtener el Premio Grupo Nelson fue una experiencia maravillosa; cómo decir otra cosa. El proceso de enviar la novela, enviar más datos personales cuando me fueron solicitados, saber que Columnas de humo había sido seleccionada como finalista, lo que elevaba sobre el horizonte la perspectiva del triunfo, y finalmente la notificación de que había ganado, lo que inició los preparativos que me llevaron a estar en el Teatro Metropolitan de Ciudad México el 17 de octubre pasado, fue todo un verdadero peregrinaje, un ascenso por la cuesta de una colina, hasta la cima. Para una vez allí experimentar que lo importante no era estar en la cima, sino sentir en mi alma la tibia caricia de mi Señor Jesús.
Fue un regalo de Dios, no merecido; algo de lo que no soy digno. Por eso, un regalo. Como dijo una hermana en la fe, en el blog de una página web cristiana de Uruguay: “aliento que viene de Dios”.
En cuanto al concurso en sí, algo que quiero destacar es la transparencia del mismo. Como le comenté a Jorge Julio González, editor de ChristianEditing, yo soy la prueba viviente de la limpieza del concurso: un perfecto desconocido, procedente de un pequeño país de casi el extremo sur de Sudamérica. ¿Qué garantías poseía de tener las mismas posibilidades que otros de que su trabajo fuera considerado, sino que el jurado procediera con absoluta imparcialidad y transparencia? Y así fue. Gloria a Dios por ello.
En varias páginas cristianas ha aparecido, estos últimos días, la noticia de la entrega del Premio; y en los blogs de dichas páginas, entre las felicitaciones de muchas personas, también he visto las palabras de otros participantes del concurso. Otros escritores cristianos latinoamericanos que enviaron su comentario; muy, muy pocos han dejado traslucir su decepción, por otra parte natural y comprensible, por no haber ganado (como me sentí yo todas las veces que no llegué a ganar). Pero todos vuelcan, junto a las felicitaciones para quién ganó, sus esperanzas de tener otra oportunidad en el futuro y su interés prioritario en que, por encima de todo, “gane” el evangelio, para que a través de esta aventura que la editorial Grupo Nelson está llevando delante de la publicación de la narrativa cristiana muchas personas de habla hispana lleguen al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
A todos ellos les digo: en primer lugar, gracias. Luego que el honor de haber participado junto a ellos en este concurso fue mío. También, sigamos escribiendo, ya que lo importante no es llegar al escenario de un teatro a recibir un premio, tanto como que nuestra literatura cristiana corra, llevando las buenas noticias de Jesús a las multitudes de Hispanoamérica, y más allá. Y por último, estoy de acuerdo: que triunfe el evangelio de Jesucristo, en todos los corazones, en todos los países, por todos lados. A Dios sea la gloria.
¡Felicidades al ganador! Me gustaron sus palabras, yo quise participar en el concurso, al fin de cuentas vi que mi escrito no reunía las características que buscaban. ¡Dios permita que el otro año sí! Pero igual le dí seguimiento al evento y fue emocionante saber que ganó quien lo merecía. ¡Felicidades de verdad!
Noel Navas
http://www.laaventuradecomponer.com
El Salvador.
Felicidades doctor, el solo hecho de conocer las circunstancias bajo las que comenzó su obra me motiva a esperar la llegada del libro a mi país!.
Saludos.
Felicidades al Dr.Pandiani! Todos los escritores deben seguir adelante, no por un premio físico, pero sí por la corona que viene de Cristo. De seguro, Dios cumplirá sus planes en todos aquellos que no fueron nominados ya que por algo escriben también. Hacia adelante!
Estimado Álvaro, mis sinceras felicitaciones para ti.
Será un gusto que pronto podamos leer las páginas de este interesante libro.
Un fuerte abrazo
Dr Pandiani
Tiene razón en mencionar la transparencia del premio. Para mi resultó increíble que mi obra llegara a encontrarse entre los últimos tres finalistas, ya que aquella obra fue la primera que escribí en mi vida. Ahora, viendolo a usted y su trabajo y trayectoria, me siento muy emocionada al comprender el alcance de este hecho, me siento honrada de haber competido con usted. También yo obtuve grandes satisfacciones en el trayecto de la hermosa jornada que fue el Premio Grupo Nelson, y lo mejor es que descubrí una pasión y un talento que no conocía dentro de mi. Aún soy joven pero creo que la vida que vale comienza con la imagen de lo que uno mismo quiere ser en el futuro y, gracias al Premio Grupo Nelson, tengo la certeza de que nací para escribir. Seguramente Dios va a usarme grandemente.
Querido Álvaro,
Mis felicitaciones por tu trabajo, pero sobre todo por tu humildad y por tu sinceridad al compartir esto con nosotros. Espero que pronto tu novela esté en nuestras manos para disfrutarla y compartirla con otros.
¡Dios siga bendiciendo tu pluma!
p.d. Gracias, Julio, por este artículo.