Muchos escenarios políticos, sociales y religiosos del mundo están hoy en día reajustando su visión tradicional ante el papel preponderante de las mujeres.
Sin embargo, como cacería de brujas moderna, hay detractores totalmente a la defensiva que citan hasta la propia Biblia en sus intentos de menospreciar los escaños de la igualdad femenina.
Los enemigos políticos de Michelle Bachmann a la candidatura presidencial republicana, por ejemplo, han puesto de manifiesto lo que sería una supuesta contradicción entre la esposa “obediente” que reclama la Biblia y la independencia que requiere ser una presidenta de los EE.UU.
La actual congresista Bachmann, que profesa la fe evangélica, ha dicho haber seguido los consejos de su esposo Marcus como una “guía de Dios”, siguiendo la idea tradicional de que el marido es cabeza del matrimonio.
Pero esto es también un dilema que viene creciendo en los últimos años en el seno de iglesias y ministerios cristianos, donde a pesar de también ser arrollador el papel sobresaliente de la mujer se le relega a puestos secundarios y exclusivos para su género.
“Me hice cristiana a los 16 años; le di mi corazón a Jesucristo”, dijo en una reciente entrevista la precandidata Bachmann, quien se define como una evangélica conservadora.
Según la BBC, Bachmann también ha dicho que trata de guiar su vida según las enseñanzas de la Biblia, donde se indica que la mujer debe someterse a la voluntad de su marido, algo que podría entrar en contradicción con alguien que aspira al máximo cargo del poder civil estadounidense.
En el pasado la congresista ha dicho creer en esa directriz y ha explicado que cuando estudió leyes lo hizo por recomendación de su esposo, quien habría sido el conducto escogido por Dios para guiarla en su desarrollo profesional.
Según la agencia de prensa citada, seguir a pié juntillas esas enseñanzas podría implicar obstáculos para Bachmann, “por una parte para explicar a los electores cómo hará para ejercer el cargo sin tener que esperar por la autorización de su esposo en cada decisión, y por otro lado para convencer a sus correligionarios de que ella también es una buena cristiana”.
El reverendo Willian Ainvector, de la Iglesia Libre Reformista Emmanuel, de Pensilvania, dijo a la BBC que hay razones bíblicas para objetar que Bachmann se convierta en presidenta de EE.UU. “Primero está la doctrina bíblica de la primacía del hombre sobre la mujer, que está establecido en el orden de la creación. Segundo, las calificaciones bíblicas que están dadas en la Biblia para un mandatario civil, y tercero, el concepto de la mujer virtuosa en Proverbio 31”, dijo Ainvector.
Según el religioso, sus objeciones a la candidatura de la congresista no tienen que ver con sus cualidades políticas o humanas, sino con lo que “el Dios viviente que se revela en las Escrituras dice sobre esto”.
“Se trata de los parámetros de las Escrituras, que son las bases sobre las que nosotros como cristianos evangélicos tomamos nuestra posición”, afirmó el reverendo.
Por su parte, la reverendo Joan Brown Campbell, quien se define como una “cristiana feminista”, dijo a la BBC que defiende el derecho de Bachmann a aspirar a la Casa Blanca y asegura no creer que exista ninguna objeción bíblica.
“Mi visión del mandato bíblico viene del libro de Mateo, que dice que cuando el día del juicio llegue seremos juzgados en términos muy claros, y esos son: ¿Alimentamos al hambriento? ¿Arropamos al desnudo? ¿Cuidamos al enfermo? ¿Liberamos a los cautivos? ¿Tratamos a todos con equidad como hijos de Dios? Para mí eso debería hablar tanto sobre la plataforma que ella tiene como su derecho a servir como presidente de EE.UU.”, afirmó Brown.
Algunos evangélicos dicen haber encontrado la solución a este dilema, como los del Consejo para la Hombría y Feminidad Bíblica, un grupo creado en 1987 para “combatir el creciente movimiento del igualitarismo feminista”, según la explicación que ofrecen en su página web.
Para resolver el problema de las mujeres ocupando espacios en la esfera política, el Consejo ha acuñado el concepto del “complementarismo”. Según esta, idea los hombres y las mujeres son iguales, pero tienen papeles diferentes que desempeñar en la sociedad. Así, mientras los hombres ocupan el liderazgo en el hogar y la iglesia, las mujeres deben “gozosa sumisión al liderazgo de sus esposos”. Sin embargo, en el entendido que la esfera del poder civil es diferente del hogar y de la iglesia, el grupo explica que la Biblia no “prohíbe explícitamente a las mujeres ejercer el liderazgo en el campo de la política secular”.
Al argumentar acerca de la independencia ante su conyugue que supondría un cargo de liderazgo para la mujer cristiana, el reverendo peruano Pedro Samanamud, profesor de Teología y un estudioso del tema, dijo para este artículo que cuando el Señor formó a la mujer la intituló “ayuda idónea”, es decir, hizo a la mujer con poder para ayudar con la misma magnitud con la que lo haría Adán. “Mejor dicho, serían dos fuerzas unidas en uno”, dijo Samanamud.
“Dios no le dio a Adán una esclava incondicional”, añadió. “Recordemos que Dios hizo a la mujer porque Adán estaba solo, para que lo acompañe, no para que le sirva”.
“Los hombres se deben sentir honrados de que sus esposas sirvan al Señor en el liderazgo cristiano, en nada desmeritan su sometimiento ni mellan su dignidad. Ellas son ayuda no solo en el matrimonio, sino en todas las cosas que puedan ser útiles en la extensión del Reino de Dios”, opinó el profesor de Teología.
Los argumentos que esgrime el Rvdo. William Ainvector, respecto a la postulación de Michelle Bachmann al sillón presidencial de la Casa Blanca, difieren de una correcta interpretación bíblica. Fue en el Edén donde Dios otorgó al hombre y a la mujer deberes sin distinciones sexuales. Allí reveló la unidad, complementariedad e igualdad de roles y/o funciones de la pareja (Ge.1:26-30). Como consecuencia de la caída, ambos se convirtieron en transgresores (Ro.3:23), pero al mismo tiempo, extendió la promesa de redención en Cristo Jesús (Gn.3:15), y por ende a toda la humanidad.
Por lo tanto, pretender colocar a la mujer como ciudadana de segunda categoría, no es más que incidir en una exégesis bíblica reduccionista. Desde la antigüedad, los teólogos sexistas se han ensañado con la mujer persistiendo en rebajarla en desmedro de sus cualidades y logros, haciendo oídos sordos al mensaje liberador y restaurador de ser iguales en Cristo (Gl.3:28).
En el AT, la Biblia expone la gestión extraordinaria de Débora como gobernante en Israel (Jue.4:4-5). Ella alternaba con eficacia sus labores domésticas con la difícil de legislar al pueblo despachando desde una peculiar oficina: ¡Bajo la sombra de un árbol! Hoy, la mujer se desenvuelve eficazmente en su profesión y en espacios de poder que antes eran exclusividad de los varones. Por mencionar algunos ejemplos, recordemos a: Golda Meir, primera ministra de Israel; Margaret Thatcher, como primera Ministra británica y conocida como la Dama de Hierro. Como actuales mandatarias tenemos a: Dilma Roussef (Presidenta de Brasil), Cristina Fernández (Presidenta de Argentina), Laura Chinchilla (Presidenta de Costa Rica). Y considerada como la mujer más poderosa del mundo, Angela Merkel, la actual canciller de Alemania.
Por lo tanto, Michelle Bachmann tiene suficientes cualidades para aspirar a la presidencia de los EE.UU. Cuenta con el abrazo y consentimiento de su esposo, que fue el gestor para su autorrealización al permitirle estudiar Leyes. ¡Ni vuelta que darle, Rvdo. Ainvector!
Ciertamente, en las iglesias hay mucho que avanzar. A pesar de que somos mayoría, el liderazgo masculino nos trata como minorías y hasta con cierto paternalismo, relegándonos a trabajar en el coro, de maestras de niños o en actividades de solo para mujeres. Entonces nosotras mismas a veces nos inventamos un ministerio “extramuros” sobre la mujer, la familia, etc. Así están las cosas.
Verónica Pujols